TREKKING MIRADOR DE CÓNDORES
Actualizado: 8 sept 2019
Cerca de Santiago, en el Cajón del Maipo, nos deleitamos viendo a los Cóndores en su espacio natural.
Esta foto es de mi amiga Diana.
Desde el cielo nevado, nos divisa... un cóndor macho con su majestuoso vuelo dando círculos alrededor de esta caravana de turistas citadinos, chilenos como yo que exploramos esos rincones, así también españoles, venezolanos, colombianos y brasileños que alcanzo a identificar, somos unas 35 personas en total.
“Los cóndores son aves carroñeras que se aparean con una danza en la tierra cada dos años. El periodo de incubación es de 54 a 65 días. El tiempo de cría es de 6 a 8 meses, cuidada por el macho y la hembra. Se separan de sus padres entre los 5 y 8 años.” Alcanzan una envergadura de 280 a 320 cms. Peso de 5 a 8 kilos. Largo de 100 a 120 cms.(Aves de Chile).
La caminata
Partimos desde plaza Baquedano, donde muchos tours también inician sus recorridos, y empezamos la marcha, nos queda 1 hora y media de camino al Cajón de Maipo, que se alarga por la parada a desayunar y el encuentro con otras personas en dos puntos más.
El Cajón del Maipo es un cañón andino ubicado en la zona suroriental de la Región Metropolitana, Chile. Corresponde a la alta cuenca del río Maipo (sobre 900 msnm), donde es encajonado por cerros, farellones y macizos. La zona además cuenta con una serie de ríos confluentes como el río el Volcán, el Yeso y el Colorado, y otros esteros como el San Gabriel, Manzanito, Coyanco, el Sauce, el Manzano y San José. (Wikipedia).
Nuestra mirada se posa desde la mitad de la ciudad que despedimos tras la ventana, para irnos acercando más a veredas de cercos verdes e ir subiendo por este cañón con vistas a los cerros, la cordillera y al río Maipo. En el camino nos saludan rocas como señores dando la bienvenida al paso.
Empezamos a descender del bus para iniciar la caminata. Camilo, el guía nos da unas indicaciones como mantenernos en el sendero marcado para no dañar los ecosistemas y no tirar nada de basura, su lema: Lo que se trae de la ciudad se queda en la ciudad.
Emprendemos la subida, será larga y empinada pues pretendemos llegar a la cima que implica caminar 2:30 horas. A los quince minutos, las chamarras son innecesarias por el calor del ejercicio generado, las guardamos en las respectivas mochilas y a tomar agua.
El grupo es bastante consistente, considerando que no nos conocemos, las edades son muy diversas y la condición física también.
Ahí vamos,
La primer parada.
Cómo ven el panorama es maravilloso. Ya divisamos la nieve, llevamos una hora y media de caminata. Si, muy necesario parar... mucho cardiovascular para mí, Uff. ¡Pero vale la pena!
Segunda parada, un ave en las nubes se dibuja y para rematar, allá mismo, en el cielo nos viene a recibir un Cóndor que sobrevuela, dándonos aliento. Jajajajaja.
Y cuando pienso que ya no doy más ... Llegamos a la cumbre.
Por si no fuera suficiente maravilla la vista, aparecen a partir de un rato y a pocos metros... los cóndores.
Este es un macho con más de 8 años, por su tamaño y el collar blanco en su cuello.
Vista Panorámica del lugar.
Ahí estoy de chamarra roja con mi amiga Diana, sacándome la foto. Estoy sonriendo pero en realidad, con mucho miedo por el precipicio.
Su vuelo y sobrevuelo es majestuoso.
Un habitante curioso por nuestra presencia.
El cóndor pasó por nuestra cabeza, la sensación de vértigo al grabar fue inevitable porque estábamos a un lado en tierra y al otro en el precipicio.
Es hora de regresar...
Es majestuoso ver la Cordillera, el Cajón del Maipo, los Colores de los Metales y de la Tierra, la Nieve, la Brisa, los Cóndores, (vislumbramos una hembra, un macho adulto y uno joven)... y no sentirnos envueltos en la felicidad más pura... esa paz encantada por la naturaleza en su esencia y nos embriagamos de un respeto y amor por ese mismo entorno.
Bajando
Estas cactáceas nativas demoran muchos años en crecer.
Unos intrépidos en bicicleta. El juego de luces al atardecer, otro espectáculo. El Sol va cayendo en amarillos, naranjas, rojos y se asoma la noche con la Luna.
Volvemos de noche a la ciudad, felices. Nos comentan que no es tan usual que los cóndores vuelen a tan baja altura, o sea fue un día excepcional. Excelente. Hay que cuidar nuestro entorno, no molestar a los animales y no arrancar nada de la naturaleza que visitamos. Los cóndores se aparean en agosto y septiembre. Mucho más cuidado en esas fechas. La crianza hasta la independencia de un Cóndor tarda de 5 a 8 años. Es nuestra ave símbolo nacional y merece que la protejamos.
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